9
Y habiéndoles dicho esto, quedóse en Galilea.
10
Mas como sus hermanos hubieron subido, entonces él también subió á la fiesta, no manifiestamente, sino como en secreto.
11
Y buscábanle los Judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél?
12
Y había grande murmullo de él entre la gente: porque unos decían: Bueno es; y otros decían: No, antes engaña á las gentes.
13
Mas ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo de los Judíos.
14
Y al medio de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.
15
y maravillábanse los Judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, no habiendo aprendido?
16
Respondióles Jesús, y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquél que me envió.
17
El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, ó si yo hablo de mí mismo.
18
El que habla de sí mismo, su propia gloria busca; mas el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.
19
¿No os dió Moisés la ley, y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me procuráis matar?
20
Respondió la gente, y dijo: Demonio tienes: ¿quién te procura matar?
21
Jesús respondió, y díjoles: Una obra hice, y todos os maravilláis.
22
Cierto, Moisés os dió la circuncisión (no porque sea de Moisés, mas de los padres); y en sábado circuncidáis al hombre.
23
Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado hice sano todo un hombre?
24
No juzguéis según lo que parece, mas juzgad justo juicio.
25
Decían entonces unos de los de Jerusalem: ¿No es éste al que buscan para matarlo?
26
Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿si habrán entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo?
27
Mas éste, sabemos de dónde es: y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
28
Entonces clamaba Jesús en el templo, enseñando y diciendo: Y á mí me conocéis, y sabéis de dónde soy: y no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no conocéis.
29
Yo le conozco, porque de él soy, y él me envió.