40
Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente éste es el profeta
41
Otros decían: Este es el Cristo. Algunos sin embargo decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo
42
¿No dice la Escritura, que de la simiente de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, vendrá el Cristo
43
Así que había disensión entre el pueblo por él
44
Y algunos de ellos querían prenderle; mas ninguno echó sobre él manos
45
Y los servidores vinieron a los sumo sacerdotes y a los fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis
46
Los servidores respondieron: Nunca ha hablado nadie así como este hombre
47
Entonces los fariseos les respondieron: ¿Habéis sido también vosotros engañados
48
¿Ha creído en él alguno de los príncipes, o de los fariseos
49
Sino este pueblo que no sabe la ley, malditos son
50
Les dice Nicodemo (el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos)
51
¿Nuestra ley juzga por ventura a un hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho
52
Respondieron y le dijeron: ¿No eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se levantó profeta
53
Y se fue cada uno a su casa