26
Y he aquí, habla públicamente, y no le dicen nada; ¿han por ventura entendido verdaderamente los príncipes, que éste es el Cristo
27
Mas éste, sabemos de dónde es; y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea
28
Entonces clamaba Jesús en el Templo, enseñando y diciendo: Y a mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; pero no he venido de mí mismo; mas el que me envió es verdadero, al cual vosotros no ignoráis
29
Pero yo le conozco, porque de él soy, y él me envió
30
Entonces procuraban prenderle; mas ninguno puso en él mano, porque aún no había venido su hora
31
Y muchos del pueblo creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando viniere, ¿hará más señales que las que éste hace
32
Los fariseos oyeron al pueblo que murmuraba de él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron servidores que le prendieran
33
Y Jesús dijo: Aún un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió
34
Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir
35
Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir a los esparcidos entre los griegos, y a enseñar a los griegos
36
¿Qué dicho es éste que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir
37
Mas en el postrer día, el día grande de la Fiesta, se puso de pie y clamó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba
38
El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre
39
(Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él; porque aún no era dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no era glorificado.
40
Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente éste es el profeta
41
Otros decían: Este es el Cristo. Algunos sin embargo decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo
42
¿No dice la Escritura, que de la simiente de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, vendrá el Cristo
43
Así que había disensión entre el pueblo por él
44
Y algunos de ellos querían prenderle; mas ninguno echó sobre él manos
45
Y los servidores vinieron a los sumo sacerdotes y a los fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis
46
Los servidores respondieron: Nunca ha hablado nadie así como este hombre
47
Entonces los fariseos les respondieron: ¿Habéis sido también vosotros engañados
48
¿Ha creído en él alguno de los príncipes, o de los fariseos
49
Sino este pueblo que no sabe la ley, malditos son
50
Les dice Nicodemo (el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos)
51
¿Nuestra ley juzga por ventura a un hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho
52
Respondieron y le dijeron: ¿No eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se levantó profeta
53
Y se fue cada uno a su casa