28
No os admiréis de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,
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y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio.
30
Yo no puedo hacer nada por iniciativa mía; como oigo, juzgo, y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
31
Si yo solo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
32
Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que el testimonio que da de mí es verdadero.
33
Vosotros habéis enviado a preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
34
Pero el testimonio que yo recibo no es de hombre; mas digo esto para que vosotros seáis salvos.
35
El era la lámpara que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
36
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para llevar a cabo, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
37
Y el Padre que me envió, ése ha dado testimonio de mí. Pero no habéis oído jamás su voz ni habéis visto su apariencia.
38
Y su palabra no la tenéis morando en vosotros, porque no creéis en aquel que El envió.
39
Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
40
y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
41
No recibo gloria de los hombres;
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pero os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros.
43
Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis.
44
¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
45
No penséis que yo os acusaré delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra esperanza.
46
Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.
47
Pero si no creéis sus escritos, ¿cómo creeréis mis palabras?