14
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre,
15
para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna.
16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
18
El que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
19
Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.
20
Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas.
21
Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
22
Después de esto vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba.
23
Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y muchos venían y eran bautizados.
24
Porque Juan todavía no había sido metido en la cárcel.
25
Surgió entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación.
26
Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a El.
27
Respondió Juan y dijo: Un hombre no puede recibir nada si no le es dado del cielo.
28
Vosotros mismos me sois testigos de que dije: "Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de El."
29
El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado.
30
Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.
31
El que procede de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, procede de la tierra y habla de la tierra. El que procede del cielo está sobre todos.
32
Lo que El ha visto y oído, de eso da testimonio; y nadie recibe su testimonio.
33
El que ha recibido su testimonio ha certificado esto: que Dios es veraz.
34
Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, pues El da el Espíritu sin medida.