14
Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos, habiendo resucitado de los muertos.
15
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le dice: Sí Señor; tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis corderos.
16
Le vuelve a decir la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Le responde: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis ovejas.
17
Le dice la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Se entristeció Pedro de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le dice: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Le dice Jesús: Apacienta mis ovejas.
18
De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías; mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te pasará donde no querrías.
19
Y esto dijo, señalando con qué muerte había de clarificar a Dios. Y dicho esto, le dice: Sígueme.
20
Volviéndose Pedro, ve a aquel discípulo al cual amaba Jesús, que les seguía, el que también se había recostado a su pecho en la cena, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21
Así que cuando Pedro vio a éste, dice a Jesús: Señor, ¿y éste, qué?
22
Le dice Jesús: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
23
Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no había de morir. Mas Jesús no le dijo, No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?
24
Este es aquel discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.