4
Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
5
Su madre dice a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
6
Y estaban allí seis tinajuelas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, que cabían en cada una dos o tres cántaros.
7
Les dice Jesús: Llenad estas tinajuelas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
8
Y les dice: Sacad ahora, y presentad al maestresala. Y le presentaron.
9
Y cuando el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabía de dónde era; (mas los que servían, lo sabían, quienes habían sacado el agua), el maestresala llama al esposo,
10
Y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.
11
Este principio de los señales hizo el Señor en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
12
Después de esto descendió a Capernaum, él, su madre, y sus hermanos, y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
13
Y estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén.
14
Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambiadores de dinero sentados.
15
Y hecho un azote de cuerdas, los echó a todos del Templo, y las ovejas, y los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas;
16
y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado.
17
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu Casa me consumió.
18
Y los judíos respondieron, y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras de que haces esto?
19
Respondió Jesús, y les dijo: Desatad este templo, y en tres días yo lo levantaré.
20
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?
21
Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
22
Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.
23
Y estando en Jerusalén en la Pascua, en el día de la Fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
24
Mas el mismo Jesús no se confiaba a sí mismo de ellos, porque él conocía a todos,