10
Todos los que son míos te pertenecen, y me los has dado, para que me den gloria.
11
Ahora me voy del mundo; ellos se quedan en este mundo, pero yo voy a ti. Padre santo, tú me has dado tu nombre;
ahora protégelos con el poder de tu nombre para que estén unidos como lo estamos nosotros.
12
Durante el tiempo que estuve aquí, los protegí con el poder del nombre que me diste.
Los cuidé para que ni uno solo se perdiera, excepto el que va camino a la destrucción como predijeron las Escrituras.
13
»Ahora voy a ti. Mientras estuve con ellos en este mundo, les dije muchas cosas para que estuvieran llenos de mi alegría.
14
Les he dado tu palabra, y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo.
15
No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.
16
Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo.
17
Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad.
18
Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo.
19
Y me entrego por ellos como un sacrificio santo, para que tu verdad pueda hacerlos santos.
20
»No te pido solo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos.