11
Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios.
12
Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
13
Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.
14
Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
15
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
16
En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió.
17
Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis.
18
No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la Escritura: "EL QUE COME MI PAN HA LEVANTADO CONTRA MI SU CALCAÑAR."
19
Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy.
20
En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
21
Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.