4
Y Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que le iba a entregar, dijo<***>:
5
¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se dio a los pobres?
6
Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella.
7
Entonces Jesús dijo: Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura.
8
Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis.
9
Entonces la gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí; y vinieron no sólo por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
10
Pero los principales sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro;
11
porque por causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.
12
Al día siguiente, cuando la gran multitud que había venido a la fiesta, oyó que Jesús venía a Jerusalén,
13
tomaron hojas de las palmas y salieron a recibirle, y gritaban: ¡Hosanna! BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR, el Rey de Israel.
14
Jesús, hallando un asnillo, se montó en él; como está escrito: