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Entonces los fariseos se decían unos a otros: ¿Veis que no conseguís nada? Mirad, todo el mundo se ha ido tras El.
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Y había unos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta;
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éstos, pues, fueron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús.
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Felipe fue<***> y se lo dijo<***> a Andrés; Andrés y Felipe fueron<***> y se lo dijeron<***> a Jesús.
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Jesús les respondió<***>, diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.
24
En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto.
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El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.
26
Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará.
27
Ahora mi alma se ha angustiado; y ¿qué diré: "Padre, sálvame de esta hora"? Pero para esto he llegado a esta hora.
28
Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré.
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Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado.
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Respondió Jesús y dijo: Esta voz no ha venido por causa mía, sino por causa de vosotros.
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Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.
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Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
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Pero El decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir.
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Entonces la multitud le respondió: Hemos oído en la ley que el Cristo permanecerá para siempre; ¿y cómo dices tú: "El Hijo del Hombre tiene que ser levantado"? ¿Quién es este Hijo del Hombre?
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Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va.
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Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.
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Pero aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en El,
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para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: SEÑOR, ¿QUIEN HA CREIDO A NUESTRO ANUNCIO? ¿Y A QUIEN SE HA REVELADO EL BRAZO DEL SEÑOR?
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Por eso no podían creer, porque Isaías dijo también: