23
Y tomaron vivo al rey de Hai, y trajéronle á Josué.
24
Y cuando los Israelitas acabaron de matar á todos los moradores de Hai en el campo, en el desierto, donde ellos los habían perseguido, y que todos habían caído á filo de espada hasta ser consumidos, todos los Israelitas se tornaron á Hai, y también la pusieron á cuchillo.
25
Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fué doce mil, todos los de Hai.
26
Y Josué no retrajo su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruído á todos los moradores de Hai.
27
Empero los Israelitas tomaron para sí las bestias y los despojos de la ciudad, conforme á la palabra de Jehová que él había mandado á Josué.
28
Y Josué quemó á Hai y redújola á un montón perpetuo, asolado hasta hoy.
29
Mas al rey de Hai colgó de un madero hasta la tarde: y como el sol se puso, mandó Josué que quitasen del madero su cuerpo, y lo echasen á la puerta de la ciudad: y levantaron sobre él un gran montón de piedras, hasta hoy.
30
Entonces Josué edificó un altar á Jehová Dios de Israel en el monte de Ebal,
31
Como Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado á los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro: y ofrecieron sobre él holocaustos á Jehová, y sacrificaron víctimas pacíficas.
32
También escribió allí en piedras la repetición de la ley de Moisés, la cual él había escrito delante de los hijos de Israel.
33
Y todo Israel, y sus ancianos, oficiales, y jueces, estaban de la una y de la otra parte junto al arca, delante de los sacerdotes Levitas que llevan el arca del pacto de Jehová; así extranjeros como naturales, la mitad de ellos estaba hacia el monte de Gerizim, y la otra mitad hacia el monte de Ebal; de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel.