17
Y fue dicho a Josué que los cinco reyes habían sido hallados en una cueva en Maceda.
18
Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la boca de la cueva, y poned hombres junto a ella que los guarden;
19
y vosotros no os paréis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque el SEÑOR vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.
20
Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel hubieron acabado de herirlos con mortandad muy grande, hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fuertes.
21
Y todo el pueblo se volvió en paz al campamento a Josué en Maceda; que no hubo quien moviese su lengua contra los hijos de Israel.
22
Entonces dijo Josué: Abrid la boca de la cueva, y sacadme de ella a estos cinco reyes.
23
Y lo hicieron así, y sacaron de la cueva aquellos cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis, y al rey de Eglón.
24
Y cuando hubieron sacado estos reyes a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él: Llegad y poned vuestros pies sobre los pescuezos de estos reyes. Y ellos se llegaron, y pusieron sus pies sobre los pescuezos de ellos.
25
Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará el SEÑOR a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis.
26
Y después de esto Josué los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco maderos; y quedaron colgados en los maderos hasta la tarde.
27
Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la boca de la cueva, hasta hoy.