5
Que arranca los montes con su furor, Y no conocen quién los trastornó:
6
Que remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas:
7
Que manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas:
8
El que extiende solo los cielos, Y anda sobre las alturas de la mar:
9
El que hizo el Arcturo, y el Orión, y las Pléyadas, Y los lugares secretos del mediodía:
10
El que hace cosas grandes é incomprensibles, Y maravillosas, sin número.
11
He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Y pasará, y no lo entenderé.
12
He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?
13
Dios no tornará atrás su ira, Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.
14
¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?
15
Que aunque fuese yo justo, no responderé; Antes habré de rogar á mi juez.
16
Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.
17
Porque me ha quebrado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa.
18
No me ha concedido que tome mi aliento; Mas hame hartado de amarguras.
19
Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es; Si de juicio, ¿quién me emplazará?
20
Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.
21
Bien que yo fuese íntegro, no conozco mi alma: Reprocharé mi vida.
22
Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume.
23
Si azote mata de presto, Ríese de la prueba de los inocentes.
24
La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?
25
Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.