16
Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjáme, pues que mis días son vanidad.
17
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón,
18
Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes?
19
¿Hasta cuándo no me dejarás, Ni me soltarás hasta que trague mi saliva?
20
Pequé, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario á ti, Y que á mí mismo sea pesado?
21
¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no seré.