2
Porque el enojo mata al insensato, y la ira da muerte al necio.
3
Yo he visto al insensato echar raíces, y al instante maldije su morada.
4
Sus hijos no tienen seguridad alguna, aun en la puerta son oprimidos , y no hay quien los libre.
5
Su cosecha devoran los hambrientos, la toman aun de entre los espinos, y el intrigante ansía su riqueza.
6
Porque la aflicción no viene del polvo, ni brota el infortunio de la tierra;
7
porque el hombre nace para la aflicción, como las chispas vuelan hacia arriba.
8
Pero yo buscaría a Dios, y delante de Dios presentaría mi causa;
9
El hace cosas grandes e inescrutables, maravillas sin número.
10
El da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos.
11
Para poner en alto a los humildes, y a los que lloran levantarlos a lugar seguro,
12
El frustra las tramas de los astutos, para que sus manos no tengan éxito.