4
He aquí, yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte? Mi mano pongo sobre la boca.
5
Una vez he hablado, y no responderé; aun dos veces, y no añadiré más.
6
Entonces el SEÑOR respondió a Job desde la tormenta y dijo:
7
Ciñe ahora tus lomos como un hombre; yo te preguntaré, y tú me instruirás.
8
¿Anularás realmente mi juicio? ¿Me condenarás para justificarte tú?
9
¿Acaso tienes tú un brazo como el de Dios, y truenas con una voz como la suya?
10
Adórnate ahora de majestad y dignidad, y vístete de gloria y de esplendor.
11
Derrama los torrentes de tu ira, mira a todo soberbio y abátelo,
12
mira a todo soberbio y humíllalo, y pisotea a los impíos donde están.
13
Escóndelos juntos en el polvo; átalos en el lugar oculto.
14
Entonces yo también te confesaré que tu mano derecha te puede salvar.