2
Si probáremos á hablarte, serte ha molesto; Mas ¿quién podrá detener las palabras?
3
He aquí, tú enseñabas á muchos, Y las manos flacas corroborabas;
4
Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían.
5
Mas ahora que el mal sobre ti ha venido, te es duro; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
6
¿Es este tu temor, tu confianza, Tu esperanza, y la perfección de tus caminos?
7
Recapacita ahora, ¿quién que fuera inocente se perdiera? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados?
8
Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
9
Perecen por el aliento de Dios, Y por el espíritu de su furor son consumidos.
10
El bramido del león, y la voz del león, Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
11
El león viejo perece por falta de presa, Y los hijos del león son esparcidos.
12
El negocio también me era á mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello.