12
Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, Y el Omnipotente no pervertirá el derecho.
13
¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo?
14
Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento,
15
Toda carne perecería juntamente, Y el hombre se tornaría en polvo.
16
Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.
17
¿Enseñorearáse el que aborrece juicio? ¿Y condenarás tú al que es tan justo?
18
¿Hase de decir al rey: Perverso; Y á los príncipes: Impíos?
19
¿Cuánto menos á aquel que no hace acepción de personas de príncipes, Ni el rico es de él más respetado que el pobre? Porque todos son obras de sus manos.
20
En un momento morirán, y á media noche Se alborotarán los pueblos, y pasarán, Y sin mano será quitado el poderoso.
21
Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, Y ve todos sus pasos.
22
No hay tinieblas ni sombra de muerte Donde se encubran los que obran maldad.
23
No carga pues él al hombre más de lo justo, Para que vaya con Dios á juicio.
24
El quebrantará á los fuertes sin pesquisa, Y hará estar otros en su lugar.
25
Por tanto él hará notorias las obras de ellos, Cuando los trastornará en la noche, y serán quebrantados.
26
Como á malos los herirá En lugar donde sean vistos:
27
Por cuanto así se apartaron de él, Y no consideraron todos sus caminos;
28
Haciendo venir delante de él el clamor del pobre, Y que oiga el clamor de los necesitados.
29
Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
30
Haciendo que no reine el hombre hipócrita Para vejaciones del pueblo.
31
De seguro conviene se diga á Dios: Llevado he ya castigo, no más ofenderé:
32
Enséñame tú lo que yo no veo: Que si hice mal, no lo haré más.