10
Por tanto, varones de entendimiento, oídme: Lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad
11
Porque él pagará al hombre según su obra, y él le hará hallar conforme a su camino
12
Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, y el Omnipotente no pervertirá el derecho
13
¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo
14
Si él pusiera sobre el hombre su corazón, y recogiere así su espíritu y su aliento
15
toda carne perecería juntamente, y el hombre se tornaría en polvo
16
Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras
17
¿Por ventura se enseñoreará el que aborrece el juicio? ¿Y condenarás tú al poderoso siendo justo
18
¿Por ventura se ha de llamar al rey: De Belial; y a los príncipes: Impíos
19
Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni el rico es de él más respetado que el pobre; porque todos son obras de sus manos
20
En un momento mueren, y a media noche se alborotarán los pueblos, y pasarán, y sin mano será quitado el poderoso
21
Porque sus ojos están puestos sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos
22
No hay tinieblas, ni sombra de muerte donde se encubran los que obran iniquidad
23
No carga pues él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio
24
El quebrantará a los fuertes sin pesquisa, y hará estar a otros en su lugar
25
Por tanto él hará notorias las obras de ellos, cuando los trastornará en la noche, y serán quebrantados
26
Como a malos los herirá en lugar donde sean vistos
27
por cuanto así se apartaron de él, y no consideraron todos sus caminos
28
haciendo venir delante de sí el clamor del pobre, y él oye el clamor de los necesitados
29
Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre
30
para que el hombre hipócrita no reine, y el pueblo no tropiece