5
Si pudieres, respóndeme; dispón tus palabras, estás delante de mí.
6
Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho: De lodo soy yo también formado.
7
He aquí que mi terror no te espantará, ni mi mano se agravará sobre ti.
8
De cierto tú dijiste a oídos míos, y yo oí la voz de tus palabras que decían :
9
Yo soy limpio y sin rebelión; y soy inocente, y no hay maldad en mí.
10
He aquí que Dios buscó achaques contra mí, y me tiene por su enemigo;
11
puso mis pies en el cepo, y guardó todas mis sendas.
12
He aquí en esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.
13
¿Por qué tomaste pleito contra él? Porque él no dirá todas sus palabras.
14
Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios al que no ve.
15
Por sueño de visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho;
16
entonces revela al oído de los hombres, y les señala su castigo;
17
para quitar al hombre de la mala obra, y apartar del varón la soberbia.
18
Así detendrá su alma de corrupción, y su vida de ser pasada a cuchillo.
19
También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos,
20
que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave.
21
Su carne desfallece sin verse, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.
22
Y su alma se acercará al sepulcro, y su vida a los enterradores.
23
Si tuviera cerca de él algún elocuente anunciador muy escogido, que anuncie al hombre su justicia;
24
que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención;
25
se enternecerá su carne más que de niño, y volverá a los días de su juventud.