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Algunas veces en sueños,otras veces en visiones nocturnas,cuando caemos en un sopor profundo,o cuando dormitamos en el lecho,
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él nos habla al oídoy nos aterra con sus advertencias,
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para apartarnos de hacer lo maloy alejarnos de la soberbia;
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para librarnos de caer en el sepulcroy de cruzar el umbral de la muerte.
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A veces nos castiga con el lecho del dolor,con frecuentes dolencias en los huesos.
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Nuestro ser encuentra repugnante la comida;el mejor manjar nos parece aborrecible.
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Nuestra carne va perdiéndose en la nada,hasta se nos pueden contar los huesos.
22
Nuestra vida va acercándose al sepulcro,se acerca a los heraldos de la muerte.
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»Mas si un ángel, uno entre mil,aboga por el hombre y sale en su favor,y da constancia de su rectitud;
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si le tiene compasión y le ruega a Dios:“Sálvalo de caer en la tumba,que ya tengo su rescate”,
25
entonces el hombre rejuvenece;¡vuelve a ser como cuando era niño!