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si temí a la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta
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¡quién me diera quien me oyere! He aquí mi señal es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me hubiera escrito los cargos
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Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ataría en lugar de corona
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Yo le contaría el número de mis pasos, y como príncipe me llegaría a él
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Si mi tierra clamara contra mí, y llorarán todos sus surcos
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si comí su sustancia sin dinero, o afligí el alma de sus dueños
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en lugar de trigo me nazcan espinos, y abrojos en lugar de cebada. Se acaban las palabras de Job