29
Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, y me regocijé cuando le halló el mal
30
que ni aun entregué al pecado mi paladar, pidiendo maldición para su alma
31
cuando mis domésticos decían: ¡Quién nos diera de su carne! Nunca nos hartaríamos
32
El extranjero no tenía fuera la noche; mis puertas abría al caminante
33
Si encubrí, como Adán mis prevaricaciones, escondiendo en mi seno mi iniquidad
34
si temí a la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta
35
¡quién me diera quien me oyere! He aquí mi señal es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me hubiera escrito los cargos
36
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ataría en lugar de corona
37
Yo le contaría el número de mis pasos, y como príncipe me llegaría a él
38
Si mi tierra clamara contra mí, y llorarán todos sus surcos
39
si comí su sustancia sin dinero, o afligí el alma de sus dueños