16
Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se apoderan de mí
17
De noche taladra sobre mí mis huesos, y mis pulsos no reposan
18
Con la grandeza de la fuerza del dolor mi vestidura es mudada; me ciñe como el cuello de mi ropa
19
Me derribó en el lodo, y soy semejante al polvo, y a la ceniza
20
Clamo a ti, y no me oyes; me presento, y no me atiendes
21
Te has vuelto cruel para mí; con la fortaleza de tu mano me odias
22
Me levantaste, y me hiciste cabalgar sobre el viento, y derretiste en mí el ser
23
Porque yo conozco que me conduces a la muerte; y a la casa determinada a todo viviente
24
Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿clamarán por ventura los sepultados cuando él los quebrantare
25
¿Por ventura no lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso
26
Cuando esperaba el bien, entonces me vino el mal; y cuando esperaba la luz, vino la oscuridad