4
mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño
5
Nunca tal me acontezca que yo os justifique; hasta morir no quitaré de mí mi integridad
6
Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días
7
Sea como el impío mi enemigo, y como el inicuo mi adversario
8
Porque ¿cuál es la esperanza del hipócrita, por mucho que hubiere robado, cuando Dios arrebatare su alma
9
¿Por ventura oirá Dios su clamor cuando la tribulación viniere sobre él
10
¿Por ventura se deleitará en el Omnipotente? ¿Invocará a Dios en todo tiempo
11
Yo os enseñaré lo que hay en la mano de Dios; no esconderé lo que hay acerca del Omnipotente
12
He aquí que todos vosotros lo habéis visto, ¿por qué pues os desvanecéis con vanidad
13
Esta es para con Dios la suerte del hombre impío, y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente
14
Si sus hijos fueren multiplicados, serán para la espada; y sus descendientes no se saciarán de pan