2
Algunos quitan los linderos, roban y devoran los rebaños.
3
Se llevan los asnos de los huérfanos, toman en prenda el buey de la viuda.
4
Apartan del camino a los necesitados, hacen que se escondan enteramente los pobres de la tierra.
5
He aquí, como asnos monteses en el desierto, salen con afán en busca de alimento y de pan para sus hijos en el yermo.
6
Cosechan su forraje en el campo, y vendimian la viña del impío.
7
Pasan la noche desnudos, sin ropa, y no tienen cobertura contra el frío.
8
Mojados están con los aguaceros de los montes, y se abrazan a la peña por falta de abrigo.
9
Otros arrancan al huérfano del pecho, y contra el pobre exigen prenda.
10
Hacen que el pobre ande desnudo, sin ropa, y al hambriento quitan las gavillas.
11
Entre sus paredes producen aceite; pisan los lagares, pero pasan sed.
12
Desde la ciudad gimen los hombres, y claman las almas de los heridos, pero Dios no hace caso a su oración.
13
Otros han estado con los que se rebelan contra la luz; no quieren conocer sus caminos, ni morar en sus sendas.
14
Al amanecer se levanta el asesino; mata al pobre y al necesitado, y de noche es como un ladrón.
15
El ojo del adúltero espera el anochecer, diciendo: "Ningún ojo me verá", y disfraza su rostro.
16
En la oscuridad minan las casas, y de día se encierran; no conocen la luz.
17
Porque para él la mañana es como densa oscuridad, pues está acostumbrado a los terrores de la densa oscuridad.
18
Sobre la superficie de las aguas son insignificantes; maldita es su porción sobre la tierra, nadie se vuelve hacia las viñas.
19
La sequía y el calor consumen las aguas de la nieve, y el Seol a los que han pecado.
20
La madre lo olvidará; el gusano lo saboreará hasta que nadie se acuerde de él, y la iniquidad será quebrantada como un árbol.
21
Maltrata a la mujer estéril, y no hace ningún bien a la viuda.
22
Pero El arrastra a los poderosos con su poder; cuando se levanta, nadie está seguro de la vida.
23
Les provee seguridad y son sostenidos, y los ojos de El están en sus caminos.
24
Son exaltados por poco tiempo, después desaparecen; además son humillados y como todo, recogidos; como las cabezas de las espigas son cortados.
25
Y si no, ¿quién podrá desmentirme, y reducir a nada mi discurso?