16
Llamé a mi siervo, y no respondió; de mi propia boca le suplicaba
17
Mi espíritu vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba
18
Aun los muchachos me menospreciaron; levantándome, hablaban contra mí
19
Todos mis íntimos amigos me aborrecieron; y los que yo amaba, se tornaron contra mí
20
Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con la piel de mis dientes
21
Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado
22
¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes
23
¡Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribieran en un libro
24
¡Que con cincel de hierro y con plomo fueran en piedra esculpidas para siempre
25
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo
26
y después desde esta mi piel rota, y desde mi propia carne tengo que ver a Dios