5
Os podría alentar con mi boca, y el consuelo de mis labios podría aliviar vuestro dolor.
6
Si hablo, mi dolor no disminuye, y si callo, no se aparta de mí.
7
Pero ahora El me ha agobiado; tú has asolado toda mi compañía,
8
y me has llenado de arrugas que en testigo se han convertido; mi flacura se levanta contra mí, testifica en mi cara.
9
Su ira me ha despedazado y me ha perseguido, contra mí El ha rechinado los dientes; mi adversario aguza los ojos contra mí.
10
Han abierto contra mí su boca, con injurias me han abofeteado; a una se aglutinan contra mí.
11
Dios me entrega a los impíos, y me echa en manos de los malvados.
12
Estaba yo tranquilo, y El me sacudió, me agarró por la nuca y me hizo pedazos; también me hizo su blanco.
13
Me rodean sus flechas, parte mis riñones sin compasión, derrama por tierra mi hiel.
14
Abre en mí brecha tras brecha; arremete contra mí como un guerrero.
15
Sobre mi piel he cosido cilicio, y he hundido en el polvo mi poder.