12
¿Por qué te enajena tu corazón, Y por qué guiñan tus ojos,
13
Pues haces frente á Dios con tu espíritu, Y sacas tales palabras de tu boca?
14
¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y que se justifique el nacido de mujer?
15
He aquí que en sus santos no confía, Y ni los cielos son limpios delante de sus ojos:
16
¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, Que bebe la iniquidad como agua?
17
Escúchame; yo te mostraré Y te contaré lo que he visto:
18
(Lo que los sabios nos contaron De sus padres, y no lo encubrieron;
19
A los cuales solos fué dada la tierra, Y no pasó extraño por medio de ellos:)
20
Todos los días del impío, él es atormentado de dolor, Y el número de años es escondido al violento.
21
Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la paz le vendrá quien lo asuele.
22
El no creerá que ha de volver de las tinieblas, Y está mirando al cuchillo.
23
Desasosegado á comer siempre, Sabe que le está aparejado día de tinieblas.
24
Tribulación y angustia le asombrarán, Y esforzaránse contra él como un rey apercibido para la batalla.
25
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, Y se esforzó contra el Todopoderoso,
26
El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos:
27
Porque cubrió su rostro con su gordura, E hizo pliegues sobre los ijares;
28
Y habitó las ciudades asoladas, Las casas inhabitadas, Que estaban puestas en montones.
29
No enriquecerá, ni será firme su potencia, Ni extenderá por la tierra su hermosura.
30
No se escapará de las tinieblas: La llama secará sus ramos, Y con el aliento de su boca perecerá.
31
No confíe el iluso en la vanidad; Porque ella será su recompensa.
32
El será cortado antes de su tiempo, Y sus renuevos no reverdecerán.
33
El perderá su agraz como la vid, Y derramará su flor como la oliva.
34
Porque la sociedad de los hipócritas será asolada, Y fuego consumirá las tiendas de soborno.
35
Concibieron dolor, y parieron iniquidad; Y las entradas de ellos meditan engaño.