2
que sale como una flor y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece.
3
¿Y sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo?
4
¿Quién hará limpio de inmundo? Nadie.
5
Si sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
6
Si tú lo dejares, él dejará de ser ; entre tanto deseará, como el jornalero, su día.
7
Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñecerá aún, y sus renuevos no faltarán.
8
Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo,
9
al olor del agua reverdecerá, y hará copa como nueva planta.
10
Mas cuando el hombre morirá, y será cortado; y perecerá el hombre, ¿adónde estará él?
11
Las aguas del mar se fueron, y se agotó el río, se secó.
12
Así el hombre yace, y no se tornará a levantar; hasta que no haya cielo no despertarán, ni recordarán de su sueño.