4
Pues has dicho: "Mi enseñanza es pura, y soy inocente ante tus ojos."
5
Mas, ¡quién diera que Dios hablara, abriera sus labios contra ti
6
y te declarara los secretos de la sabiduría!; porque la verdadera sabiduría tiene dos lados. Sabrías entonces que Dios olvida parte de tu iniquidad.
7
¿Descubrirás tú las profundidades de Dios? ¿Descubrirás los límites del Todopoderoso?
8
Altos son como los cielos; ¿qué harás tú? Más profundos son que el Seol; ¿qué puedes tú saber?
9
Más extensa que la tierra es su dimensión, y más ancha que el mar.
10
Si El pasa, o encierra, o convoca una asamblea, ¿quién podrá estorbarle?
11
Porque El conoce a los hombres falsos, y ve la iniquidad sin investigar.
12
Y el hombre tonto se hará inteligente cuando el pollino de un asno montés nazca hombre.
13
Si diriges bien tu corazón y extiendes a El tu mano,
14
si en tu mano hay iniquidad y la alejas de ti y no permites que la maldad more en tus tiendas,
15
entonces, ciertamente levantarás tu rostro sin mancha, estarás firme y no temerás.
16
Porque olvidarás tu aflicción, como aguas que han pasado la recordarás.
17
Tu vida será más radiante que el mediodía, y hasta la oscuridad será como la mañana.
18
Entonces confiarás, porque hay esperanza, mirarás alrededor y te acostarás seguro.
19
Descansarás y nadie te atemorizará, y muchos procurarán tu favor.
20
Pero los ojos de los malvados languidecerán, y no habrá escape para ellos; su esperanza es dar su último suspiro.