2
¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado
3
¿Tus mentiras harán callar a los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence
4
Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos
5
Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo
6
y que te declarara los secretos de la sabiduría! Porque mereces dos tantos según lo establecido; y sabe que Dios te ha olvidado por tu iniquidad
7
¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso
8
Es más alto que los cielos; ¿qué harás? Es más profundo que el Seol; ¿cómo lo conocerás
9
Su dimensión es más larga que la tierra, y más ancha que el mar
10
Si cortare, o encerrare, o juntare, ¿quién le responderá
11
Porque él conoce a los hombres vanos; y ve la iniquidad, ¿y no entenderá
12
El hombre vano se hará entendido, aunque nazca como el pollino del asno montés
13
Si tú preparares tu corazón, y extendieres a él tus manos
14
si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more maldad en tus habitaciones
15
entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás firme y no temerás
16
y olvidarás tu trabajo, y te acordarás de él como de aguas que pasaron
17
y en mitad de la siesta se levantará bonanza; resplandecerás, y serás como la misma mañana
18
y confiarás, que habrá esperanza; y cavarás, y dormirás seguro
19
y te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos te rogarán
20
Mas los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será agonía del alma