52
«Por eso, vienen díasen que castigaré a sus ídolos;a lo largo de todo el paísgemirán sus heridos—afirma el SEÑOR—.
53
Aunque Babilonia suba hasta los cielos,y en lo alto fortifique sus baluartes,yo enviaré destructores contra ella—afirma el SEÑOR—.
54
»Se oyen clamores por la gran destruccióndel país de Babilonia.
55
El SEÑOR la destruye por completo;pone fin a su bullicio.Rugen sus enemigos como olas agitadas;resuena el estruendo de su voz.
56
Llega contra Babilonia el destructor;sus guerreros serán capturados,y sus arcos serán hechos pedazos.Porque el SEÑOR es un Diosque a cada cual le da su merecido.
57
Voy a embriagar a sus jefes y a sus sabios;a sus gobernadores, oficiales y guerreros;y dormirán un sueño eterno,del que no despertarán»,afirma el Rey,cuyo nombre es el SEÑOR Todopoderoso.
58
Así dice el SEÑOR Todopoderoso:«Los anchos muros de Babiloniaserán derribados por completo;sus imponentes puertas serán incendiadas.Los pueblos se agotan en vano,y las naciones se fatiganpor lo que se desvanece como el humo».
59
Este es el mandato que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maseías, cuando fue a Babilonia con Sedequías, rey de Judá, durante el año cuarto de su reinado. Seraías era el jefe de este viaje.
60
Jeremías había descrito en un rollo todas las calamidades que le sobrevendrían a Babilonia, es decir, todo lo concerniente a ella.
61
Jeremías le dijo a Seraías: «En cuanto llegues a Babilonia, asegúrate de leerles todas estas palabras.
62
Luego diles: “SEÑOR, tú has dicho que vas a destruir este lugar, y que lo convertirás en una desolación perpetua, hasta que no quede en él un solo habitante, ni hombre ni animal”.
63
Cuando termines de leer el rollo, átale una piedra y arrójalo al Éufrates.
64
Luego diles: “Así se hundirá Babilonia, y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella”».Aquí concluyen las palabras de Jeremías.