8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira del SEÑOR no se ha apartado de nosotros.
9 Y será en aquel día, dice el SEÑOR, que desfallecerá el corazón del rey, y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
10 (Y dije: ¡Ay, ay, el SEÑOR Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues que el cuchillo ha venido hasta el alma.)
11 En aquel tiempo se dirá de este pueblo y de Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
12 Viento más vehemente que éstos me vendrá a mí, porque ahora yo hablaré juicios con ellos.
13 He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque dados somos a despojo!
14 Lava tu corazón de la malicia, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás estar en medio de ti los pensamientos de tu iniquidad?
15 Porque la voz se oye del que trae las nuevas desde Dan, y del que hace oír la calamidad desde el monte de Efraín.
16 Decid de los gentiles; he aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y darán su voz sobre las ciudades de Judá.
17 Como los guardas de las heredades, estuvieron sobre ella en derredor, porque se rebeló contra mí, dice el SEÑOR.
18 Tu camino y tus obras te hicieron esto, ésta tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las telas de mi corazón; mi corazón ruge dentro de mí; no callaré; porque voz de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.
20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es llamado; porque toda la tierra es destruida; en un punto son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.
21 ¿Hasta cuándo tengo que ver bandera, tengo que oír voz de trompeta?
22 Porque mi pueblo es loco; no me conocieron los hijos ignorantes y los no entendidos; sabios para mal hacer, y para bien hacer no supieron.
23 Miré la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.
24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
25 Miré, y no aparecía hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.
26 Miré, y he aquí el Carmelo desierto, y todas sus ciudades eran asoladas a la presencia del SEÑOR, a la presencia de la ira de su furor.
27 Porque así dijo el SEÑOR: Toda la tierra se asolará; mas no haré consumación.
28 Por esto la tierra será asolada, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, pensé, y no me arrepentí, ni me tornaré de ello.

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Jeremías 4:8 Por eso, vestíos de cilicio, lamentaos y gemid; porque no se ha apartado de nosotros la ardiente ira del SEÑOR.

English Standard Version ESV

Jeremiah 4:8 For this put on sackcloth, lament and wail, for the fierce anger of the LORD has not turned back from us."

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Jeremías 4:8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira del SEÑOR no se ha apartado de nosotros

King James Version KJV

Jeremiah 4:8 For this gird you with sackcloth, lament and howl: for the fierce anger of the LORD is not turned back from us.

New King James Version NKJV

Jeremiah 4:8 For this, clothe yourself with sackcloth, Lament and wail. For the fierce anger of the Lord Has not turned back from us.

Nueva Traducción Viviente NTV

Jeremías 4:8 Así que póngase ropa de luto
y lloren con el corazón destrozado,
porque la ira feroz del Señor
todavía está sobre nosotros.

Nueva Versión Internacional NVI

Jeremías 4:8 Por esto, vístanse de luto,laméntense y giman,porque la ardiente ira del SEÑORno se ha apartado de nosotros.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Jeremías 4:8 Por esto vestíos de saco, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.

Herramientas de Estudio para Jeremías 4:8-28