25
Yo oí lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.
26
¿Hasta cuándo será esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?
27
¿No piensan cómo hacen a mi pueblo olvidarse de mi Nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, tanto que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal?
28
El profeta con quien fuere el sueño, cuente el sueño; y con el que fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? Dijo el SEÑOR.
29
¿Por ventura mi palabra no es como el fuego, dice el SEÑOR, y como martillo que quebranta la piedra?
30
Por tanto, he aquí yo estoy contra los profetas, dice el SEÑOR, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano.
31
He aquí, yo estoy contra los profetas, dice el SEÑOR, que endulzan sus lenguas, y dicen: El dijo.
32
He aquí, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, dice el SEÑOR y los contaron, e hicieron errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié, ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dijo el SEÑOR.
33
Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Qué es la carga del SEÑOR? Les dirás: ¿Qué carga? Os dejaré, dijo el SEÑOR.
34
Y el profeta, y el sacerdote, y el pueblo, que dijere: Carga del SEÑOR; yo visitaré sobre tal hombre y sobre su casa.
35
Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué respondió el SEÑOR, y qué habló el SEÑOR?