7
En este lugar anularé los planes de Judá y de Jerusalén, y los haré caer a filo de espada delante de sus enemigos, es decir, a manos de los que atentan contra su vida, y dejaré sus cadáveres a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, para que les sirvan de comida.
8
Convertiré a esta ciudad en un lugar desolado y en objeto de burla. Todo el que pase por ella quedará atónito y se burlará de todas sus heridas.
9
Ante el angustioso asedio que les impondrán los enemigos que atentan contra ustedes, haré que se coman la carne de sus propios hijos e hijas, y que se devoren entre sí’”.
10
»Rompe después el cántaro en mil pedazos, a la vista de los hombres que te acompañaron,
11
y adviérteles que así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Voy a hacer pedazos a esta nación y a esta ciudad, como quien hace pedazos un cántaro de alfarero, que ya no se puede reparar; y a falta de otro lugar, enterrarán a sus muertos en Tofet.
12
Así haré con este lugar y con sus habitantes —afirma el SEÑOR—; esta ciudad quedará tal y como quedó Tofet.
13
Todas las casas de Jerusalén y todos los palacios de los reyes de Judá, es decir, todas esas casas en cuyas azoteas se quemó incienso a los astros de los cielos y donde se derramaron libaciones a otros dioses, quedarán tan impuras como quedó Tofet”».
14
Cuando Jeremías regresó de Tofet, adonde el SEÑOR lo había enviado a profetizar, se paró en el atrio de la casa del Señor y dijo a todo el pueblo:
15
«Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Como esta ciudad y todos sus pueblos vecinos se han obstinado en desobedecer mis palabras, voy a mandarles toda la calamidad que les había prometido”».