1
Oíd la palabra que el SEÑOR ha hablado sobre vosotros, oh Casa de Israel.
2
Así dijo el SEÑOR: No aprendáis el camino de los gentiles, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque los gentiles las teman.
3
Porque las ordenanzas de los pueblos son vanidad; porque leño del monte cortaron, obra de manos de artífice con cepillo.
4
Con plata y oro lo engalanan; con clavos y martillo lo afirman, para que no se caiga.
5
Como palma lo igualan, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos; porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
6
No hay semejante a ti, oh SEÑOR; grande eres tú, y grande tu Nombre en fortaleza.
7
¿Quién no te temerá, oh Rey de los gentiles? Porque a ti compete ello ; porque entre todos los sabios de los gentiles, y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.
8
Y todos se volverán locos y carnales. Enseñanza de vanidades es el mismo leño.