10
Y habló más el SEÑOR a Acaz, diciendo
11
Pide para ti señal del SEÑOR tu Dios, demandándola en lo profundo, o arriba en lo alto
12
Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré al SEÑOR
13
Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿No os basta ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios
14
Por tanto, el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel
15
Comerá manteca y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno
16
Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú aborreces será dejada de sus dos reyes
17
El SEÑOR hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, es a saber, al rey de Asiria
18
Y acontecerá que aquel día silbará el SEÑOR a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria
19
Y vendrán, y se asentarán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas las matas
20
En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan del otro lado del río, es a saber, con el rey de Asiria, cabeza y pelos de los pies; y aun la barba también quitará
21
Y acontecerá en aquel tiempo, que críe un hombre una vaca y dos ovejas
22
y será que a causa de la abundancia de leche que darán, comerá manteca; ciertamente manteca y miel comerá el que quedare en medio de la tierra
23
Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para los espinos y para los cardos
24
Con saetas y arco irán allá; porque toda la tierra será espinos y cardos
25
Mas a todos los montes que se cavaban con azada, no llegará allá el temor de los espinos y de los cardos; mas serán para pasto de bueyes, y para ser hollados de los ganados