4
Porque conozco que eres duro, y nervio de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce
5
Te lo dije ya hace días, antes que viniera te lo enseñé, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mi escultura y mi vaciadizo mandó estas cosas
6
Lo oíste, lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, ya te hice oír cosas nuevas y escondidas, que tú no sabías
7
Ahora fueron creadas, no en días pasados, ni antes de este día las habías oído; para que no digas: He aquí que yo lo sabía
8
Ciertamente, nunca lo habías oído, ciertamente nunca lo habías conocido; ciertamente nunca antes se abrió tu oreja. Porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre
9
Por causa de mi nombre dilataré mi furor; y para alabanza mía te esperaré con paciencia, para no talarte
10
He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción
11
Por mí, por mí, lo haré. ¿De otra manera cómo sería profanado? Y mi honra no la daré a otro
12
Oyeme, Jacob, y tú, Israel, llamado mío: Yo mismo, yo el primero, también yo el postrero
13
Ciertamente mi mano fundó la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, aparecieron juntamente
14
Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos, que anuncie estas cosas? El SEÑOR lo amó, el cual ejecutará su voluntad sobre Babilonia, y su brazo sobre los caldeos