24
He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras de vanidad; abominación el que os escogió
25
Del norte desperté, y vino; del nacimiento del Sol llamó en mi nombre; y vino a príncipes como sobre lodo, y como pisa el barro el alfarero
26
Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; y de antes, y diremos: justo. Ciertamente, no hay quién lo anuncie, ciertamente, no hay quién enseñe, ciertamente no hay quién oiga vuestras palabras
27
Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén di la nueva
28
Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra
29
He aquí, todos son vanidad; y las obras de ellos nada. Viento y confusión son sus vaciadizos