1
Guardad silencio ante mí, costas, y renueven sus fuerzas los pueblos; acérquense y entonces hablen, juntos vengamos a juicio.
2
¿Quién ha levantado del oriente al que El llama en justicia a sus pies? Ante El entrega naciones, y a reyes somete. Los deja como polvo con su espada, como hojarasca dispersa con su arco.
3
Los persigue, pasando seguros por una senda por donde no habían andado sus pies.
4
¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y con los postreros soy.
5
Las costas han visto y temen, tiemblan los confines de la tierra, se han acercado y han venido.
6
Cada uno ayuda a su prójimo, y dice a su hermano: Sé fuerte.
7
El artífice anima al fundidor, y el que alisa a martillo al que bate el yunque, diciendo de la soldadura: Está bien. Entonces asegura su obra con clavos, para que no se mueva.
8
Pero tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo;
9
tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé, y te dije: "Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado:"
10
No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
11
He aquí, todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y humillados; los que contienden contigo serán como nada y perecerán.
12
Buscarás a los que riñen contigo, pero no los hallarás; serán como nada, como si no existieran, los que te hacen guerra.