9
Después de su enfermedad y recuperación Ezequías, rey de Judá, escribió:
10
«Yo decía: “¿Debo, en la plenitud de mi vida,pasar por las puertas del sepulcroy ser privado del resto de mis días?”
11
Yo decía: “Ya no veré más al SEÑORen esta tierra de los vivientes;ya no contemplaré más a los seres humanos,a los que habitan este mundo”.
12
Me quitaron mi casa, me la arrebataron,como si fuera la carpa de un pastor.Como un tejedor, enrollé mi vida,y él me la arrancó del telar.¡De la noche a la mañana acabó conmigo!
13
Pacientemente esperé hasta la aurora,pero él, como león, me quebró todos los huesos.¡De la noche a la mañana acabó conmigo!
14
Chillé como golondrina, como grulla;¡me quejé como paloma!Mis ojos se cansaron de mirar al cielo.¡Angustiado estoy, Señor!¡Acude en mi ayuda!
15
»Pero ¿qué puedo decir?Él mismo me lo anunció, y así lo ha hecho.La amargura de mi almame ha quitado el sueño.
16
Señor, por tales cosas viven los hombres,y también mi espíritu encuentra vida en ellas.Tú me devolviste la saludy me diste vida.
17
Sin duda, fue para mi bienpasar por tal angustia.Con tu amor me guardastede la fosa destructora,y le diste la espalda a mis pecados.
18
El sepulcro nada te agradece;la muerte no te alaba.Los que descienden a la fosanada esperan de tu fidelidad.
19
Los que viven, y solo los que viven,son los que te alaban,como hoy te alabo yo.Todo padre hablará a sus hijosacerca de tu fidelidad.
20
»El SEÑOR me salvará,y en el templo del SEÑORtodos los días de nuestra vidacantaremos con instrumentos de cuerda».
21
Isaías había dicho: «Preparen una pasta de higos, aplíquensela en la llaga, y él se recuperará».
22
Y Ezequías había preguntado: «¿Qué señal recibiré de que se me permitirá subir al templo del SEÑOR?»