12
Y los pueblos serán como cal quemada: como espinas cortadas serán quemados con fuego.
13
Oid, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los cercanos, conoced mi potencia.
14
Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió á los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
15
El que camina en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa su oreja por no oir sangres, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala:
16
Este habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará su pan, y sus aguas serán ciertas.
17
Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
18
Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?
19
No verás á aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.
20
Mira á Sión, ciudad de nuestras solemnidades: tus ojos verán á Jerusalem, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
21
Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera, ni por él pasará grande navío.
22
Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey, él mismo nos salvará.