8
Pues Jerusalén ha tropezado y Judá ha caído, porque su lengua y sus obras están contra el SEÑOR, rebelándose contra su gloriosa presencia.
9
La expresión de su rostro testifica contra ellos, y como Sodoma publican su pecado; no lo encubren. ¡Ay de ellos!, porque han traído mal sobre sí mismos.
10
Decid a los justos que les irá bien, porque el fruto de sus obras comerán.
11
¡Ay del impío! Le irá mal, porque lo que él merece se le hará.
12
¡Oh pueblo mío! Sus opresores son muchachos, y mujeres lo dominan. Pueblo mío, los que te guían te hacen desviar y confunden el curso de tus sendas.
13
El SEÑOR se levanta para contender, está en pie para juzgar a los pueblos.
14
El SEÑOR entra en juicio con los ancianos de su pueblo y con sus príncipes: Pues vosotros habéis devorado la viña, el despojo del pobre está en vuestras casas.
15
¿Qué pensáis al aplastar a mi pueblo y al moler la cara de los pobres? declara el Señor, DIOS de los ejércitos.
16
Además, dijo el SEÑOR: Puesto que las hijas de Sion son orgullosas, andan con el cuello erguido y los ojos seductores, y caminan con paso menudo haciendo tintinear las ajorcas en sus pies,
17
el Señor herirá con tiña el cráneo de las hijas de Sion, y el SEÑOR desnudará su frente.
18
Aquel día el Señor les quitará el adorno de las ajorcas, los tocados y las lunetas,