3
El capitán de cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente, y el hábil orador.
4
Y pondréles mozos por príncipes, y muchachos serán sus señores.
5
Y el pueblo hará violencia los unos á los otros, cada cual contra su vecino: el mozo se levantará contra el viejo, y el villano contra el noble.
6
Cuando alguno trabare de su hermano, de la familia de su padre, y le dijere, Que vestir tienes, tú serás nuestro príncipe, y sea en tu mano esta ruina;
7
El jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir: no me hagáis príncipe del pueblo.
8
Pues arruinada está Jerusalem, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, para irritar los ojos de su majestad.
9
La apariencia del rostro de ellos los convence: que como Sodoma predican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque allegaron mal para sí.
10
Decid al justo que le irá bien: porque comerá de los frutos de sus manos.
11
¡Ay del impío! mal le irá: porque según las obras de sus manos le será pagado.
12
Los exactores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen la carrera de tus caminos.
13
Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar los pueblos.
14
Jehová vendrá á juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.
15
¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo, y moléis las caras de los pobres? dice el Señor Jehová de los ejércitos.
16
Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan cuellierguidas y los ojos descompuestos; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies:
17
Por tanto, pelará el Señor la mollera de las hijas de Sión, y Jehová descubrirá sus vergüenzas.
18
Aquel día quitará el Señor el atavío de los calzados, y las redecillas, y las lunetas;
19
Los collares, y los joyeles, y los brazaletes;
20
Las escofietas, y los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor, y los zarcillos;
21
Los anillos, y los joyeles de las narices;
22
Las ropas de remuda, los mantoncillos, los velos, y los alfileres;
23
Los espejos, los pañizuelos, las gasas, y los tocados.
24
Y será que en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y desgarrón en lugar de cinta; y calvez en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de faja ceñimiento de saco; y quemadura en vez de hermosura.
25
Tus varones caerán á cuchillo, y tu fuerza en la guerra.
26
Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, sentaráse en tierra.