12
Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dira: No sé leer.
13
Dice pues el Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fué enseñado por mandamiento de hombres:
14
Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la prudencia de sus prudentes.
15
¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?
16
Vuestra subversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿La obra dirá de su hacedor, No me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado, No entendió?
17
¿No será tornado de aquí á muy poco tiempo el Líbano en Carmelo, y el Carmelo será estimado por bosque?
18
Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.
19
Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.
20
Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido: serán talados todos los que madrugaban á la iniquidad.
21
Los que hacían pecar al hombre en palabra; los que armaban lazo al que reprendía en la puerta, y torcieron lo justo en vanidad.
22
Por tanto, Jehová que redimió á Abraham, dice así á la casa de Jacob: No será ahora confundido Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;
23
Porque verá á sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.
24
Y los errados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.