2
Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos á cuchillo, ni muertos en guerra.
3
Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados: todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque lejos se habían huído.
4
Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.
5
Porque día es de alboroto, y de huella, y de fatiga por el Señor Jehová de los ejércitos en el valle de la visión, para derribar el muro, y dar grita al monte.
6
Y Elam tomó aljaba en carro de hombres y de caballeros; y Chîr descubrió escudo.
7
Y acaeció que tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de á caballo acamparon á la puerta.
8
Y desnudó la cobertura de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.
9
Y visteis las roturas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas de la pesquera de abajo.
10
Y contasteis las casas de Jerusalem, y derribasteis casas para fortificar el muro.
11
E hicisteis foso entre los dos muros con las aguas de la pesquera vieja: y no tuvisteis respeto al que la hizo, ni mirasteis de lejos al que la labró.
12
Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día á llanto y á endechas, á mesar y á vestir saco.