23
Y como se le cumplió el tiempo de cuarenta años, subió en su corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel
24
Y como vio a uno que era injuriado, le defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al injuriado
25
Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido así
26
Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os injuriáis los unos a los otros
27
Entonces el que injuriaba a su prójimo, le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros
28
¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio
29
A esta palabra Moisés huyó, y se hizo extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos
30
Y cumplidos cuarenta años, el ángel del Señor le apareció en el desierto del monte de Sinaí, en fuego de llama de una zarza
31
Entonces Moisés mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para considerar, fue hecha a él voz del Señor
32
Yo Soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Mas Moisés, temeroso, no osaba mirar
33
Y le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa