8 Y Pedro le preguntó: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ése fue el precio.
9 Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti.
10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido.
11 Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas.
12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.
13 Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima.
14 Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos,
15 a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos.
16 También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados.
17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los saduceos), se llenaron de celo,
18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública.
19 Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo:
20 Id, y puestos de pie en el templo, hablad al pueblo todo el mensaje de esta Vida.
21 Habiendo oído esto, entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron órdenes a la cárcel para que los trajeran.
22 Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, e informaron,
23 diciendo: Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.
24 Cuando oyeron estas palabras el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes, se quedaron muy perplejos a causa de ellos, pensando en qué terminaría aquello.
25 Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.
26 Entonces el capitán fue con los alguaciles y los trajo sin violencia (porque temían al pueblo, no fuera que los apedrearan).
27 Cuando los trajeron los pusieron ante el concilio, y el sumo sacerdote los interrogó,
28 diciendo: Os dimos órdenes estrictas de no continuar enseñando en este nombre, y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y queréis traer sobre nosotros la sangre de este hombre.
29 Mas respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habíais matado colgándole en una cruz.
31 A éste Dios exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados.
32 Y nosotros somos testigos de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.
33 Cuando ellos oyeron esto, se sintieron profundamente ofendidos y querían matarlos.
34 Pero cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el concilio y ordenó que sacaran fuera a los hombres por un momento.
35 Y les dijo: Varones de Israel, tened cuidado de lo que vais a hacer con estos hombres.
36 Porque hace algún tiempo Teudas se levantó pretendiendo ser alguien; y un grupo como de cuatrocientos hombres se unió a él. Y fue muerto, y todos los que lo seguían fueron dispersos y reducidos a nada.
37 Después de él, se levantó Judas de Galilea en los días del censo, y llevó mucha gente tras sí; él también pereció, y todos los que lo seguían se dispersaron.
38 Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción es de los hombres, perecerá;

English Standard Version ESV

Acts 5:8 And Peter said to her, "Tell me whether you sold the land for so much." And she said, "Yes, for so much."

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Hechos 5:8 Entonces Pedro le contestó: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto

King James Version KJV

Acts 5:8 And Peter answered unto her, Tell me whether ye sold the land for so much? And she said, Yea, for so much.

New King James Version NKJV

Acts 5:8 And Peter answered her, "Tell me whether you sold the land for so much?" She said, "Yes, for so much."

Nueva Traducción Viviente NTV

Hechos 5:8 Pedro le preguntó:
—¿Fue este todo el dinero que tú y tu esposo recibieron por la venta de su terreno?
—Sí —contestó ella—, ese fue el precio.

Nueva Versión Internacional NVI

Hechos 5:8 —Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendieron ustedes el terreno por tal precio?—Sí —dijo ella—, por tal precio.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Hechos 5:8 Entonces Pedro le dijo: Dime: ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Hechos 5:8 Entonces Pedro le contestó: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.

Herramientas de Estudio para Hechos 5:8-38